jueves, 5 de marzo de 2015

CUANDO ESTUDIABA E.S.O.


¿Qué como era cuando yo estudiaba la ESO? Bien, de lo poco que se de la prehistoria es que estaba todo lleno de bichos y que el taparrabos era lo más entre los it boy del momento. Si ni siquiera se llamaba ESO…En fin, esperad que haga memoria a ver si me acuerdo.
                Cuando yo estudiaba ESO lo primero que recuerdo es que la gente no venía tan guapa a clase, la prenda oficial era el chandal fosforito…¿cómo? ¿no lo conocéis? Pues imaginaros los dos o tres colores mas chillones que podáis y mezcladlos…cuando entrábamos a clase parecíamos una de esas maquinas de bolas de colores, todos apretujaditos. Vamos que más podría no se podía ser. Buscábamos, mas que otra cosa, la comodidad para pasar lo mejor posible esas seis horas lo que nos hacia competentes en funcionalidad…y especialistas en horteradas.
                Todas las mañana me levantaba al oir sonar mi móvil…”Dani hijo despierta que vas a llegar tarde”, me dormí. En modo zombie tipo Walking Death, me duchaba, desayunaba y me iba para clase. Cada dia lo mismo, mates, lengua, física, historia, antes no había que hacer un master para elegir asignaturas y aún asi estaba mas perdido y aburrido que la Esteban en una biblioteca. Los profes no ayudaban demasiado contando siempre la misma historia de la misma manera, y nada de hablar o distraerse que enseguida cargaban al supercapón sorpresil por la espalda (Algún día te los devolveré Don Mariano) Encima creo que el profe mas joven que tuve tendría unos 150 años mas o menos. Nada que ver con los profes de ahora.
Menos mal que al menos estaba ella, Maria del Carmen, la repetidora de dos mesas mas atrás, una adelantada a su tiempo que no iba con chandal a clase. El verdadero motivo que me permitió superar y aprobar cada curso para llegar al final a lo que realmente quería hacer. Es como cuando juegas al Candy Crush, para llegar al nivel 132 tienes que pasar por los 131 niveles anteriores. Supongo que, como a mi me pasaba, con esa edad la mayoría de las personas no tienen ni idea de lo que queremos hacer con nuestra vida, bueno quizá tener una cuenta en Suiza y un macho o hembra made in Mujeres, hombres y viceversa, pero incluso para eso hay que estar preparado y tener ciertos conocimientos básicos. En mi caso fue un medio para alcanzar un fin que de verdad quería conseguir.
         Desde mi punto de vista, él de un alumno de 37 años, es decir, alguien que conoce como eran las clases hace 25 años y puede compararlas con como son ahora, hoy muchas tardes tengo la sensación de estar en el plató de Salvame de Luxe en vez de en clase. Y es que, si los profes han cambiado, los alumnos son un nueva especie que podríamos llamar Homo Hiperactivicus. Se trata esta de una especie de alumno mucho mas evolucionada que el anterior Homo Sapiens, que ha desarrollado la capacidad de hablar como una metralleta, a discreción y por intervalos de tiempo ilimitados, vamos que no se calla ni debajo del agua, con los pulgares superdesarrollados como resultado del constante uso de las TIC, y que necesita dosis periódicas de monóxido de carbono, aproximadamente cada 45-50 minutos, para evitar un fallo orgánico.
                Aún con todo y salvando la lógica nostalgia de épocas más sencillas y despreocupadas, tengo que decir que me quedo con lo de hoy, pues aunque solo sea por la verdad que significa que “el saber no ocupa lugar”, sin sombra de duda alguna, recomiendo disfrutar de la experiencia de formarse a todo el mundo. La mente del ser humano, ya sea Homo Sapiens u Homo Hiperactivus, es en proporción, un lugar mas grande que el propio universo, por lo que si no lo llenamos de conocimientos y experiencias…cuanto espacio desaprovechado.
               
                Daniel Montañés.

Alumno 1º Animación Sociocultural y Turística