Los
refugiados olvidados
Hola,
soy Daniel, alumno del IES El Greco y quisiera hacer hincapié en
algo que supuso un “boom” para todo el Mundo por sus represalias
pero que como todo, ahora ya está en el olvido y como siempre, los
que pagan son los pobres.
Más
de 800 personas, 150 familias, se agolpan en un terreno vallado en la
zona de Kabul (Afganistán) por el que pagan cien dólares al mes,
dinero que reúnen entre todos como pueden. Y no es fácil.
Bakhtawar
huyó con su marido y sus cuatro hijos de la aldea de Qhareyay
Nawbat, en la provincia de Kunduz, hace tres meses, cuando los
combates en la zona se intensificaron tanto que los disparos y los
cohetes amenazaban con alcanzarlos. Primero llegaron a la ciudad de
Kunduz pero, cuando
esta cayó en manos talibanes, a finales de septiembre,
tuvieron que volver a emprender la fuga. Acabaron hace unas semanas
en Kabul. Desde entonces, su vida es una continua espera de una ayuda
que tarda en llegar y que, cuando lo hace, no es suficiente.
“Sentimos
que nos han olvidado, nos sentimos invisibles, es como si no
existiéramos”, se exaspera Bakhtawar. Antes de poder aspirar al
paquete mínimo de ayuda que proporcionan las agencias humanitarias
de Naciones Unidas —tres sacos de alimentos, seis mantas, una
tienda o lonas, un pequeño equipo de cocina, jabón y ropa—
familias como la de Bakhtawar tienen que ser registradas. Un proceso
que puede demorar más de un mes. Salvo alguna ayuda ocasional para
pasar el invierno, si es que algún país donante ofrece dinero, las
familias no reciben nada más.
Y
esto es el día a día de miles de familias que viven en el olvido y
en condiciones inhumanas pero que a la sociedad le parece importar
poco y sobre todo a los altos cargos. Familias como las de Bakhtawar,
no reclaman lujos o una atención constante, sino una vida digna en
la que puedan regresar a sus casas, que ni siquiera saben el estado
en el que se encuentran o que al menos sus hijos puedan tener una
educación digna y reciban una ayuda.
Daniel Arroyo
2º Integración Social.